La Historia de los Hermanos Rodríguez

Desde muy pequeños, Pedro y Ricardo Rodríguez crecieron fascinados por el olor a gasolina.

Su padre Don Pedro, un gran aficionado a las cerreras automovilísticas les facilitó su sueño, pues no eran más que unos niños cuando ya piloteaban en los circuitos de coches Ferrari o Porsche con suplementos para alcanzar los pedales.

Don Pedro, convencido del talento sus hijos, habló con el presidente Adolfo López Mateos de construir durante su mandato uno de los autódromos más grandes del mundo, no muy lejos del aeropuerto Benito Juárez. El nombre con el que se inauguró en 1959, Magdalena Mixhuca, le duró solo 14 años, pues pasó a llamarse Hermanos Rodríguez en honor a los dos hijos de don Pedro, ya que ambos murieron de forma trágica en las pistas de carreras.

En 1961, a sus 19 años, Ricardo se convirtió en el piloto más joven en correr con un viejo Ferrari 156, un gran premio de Fórmula 1, acabando el mundial en 12ª posición.

Un año más tarde, Ricardo conducía un Lotus en las jornadas de prueba del primer campeonato, pero antes de acabar quiso dar una última vuelta para comprobar que los ajustes que habían realizado los mecánicos se hubieran resuelto. El piloto no llevaba atado el cinturón de seguridad por miedo a quedar atrapado en el coche en caso de accidente, por lo que en la vuelta La Peraltada, la curva más peligrosa del circuito, salió despedido chocando contra una barrera, muriendo al instante.

En 1971, Pedro corría las 200 millas de Norisring cuando se estrelló, muriendo a los 31 años haciendo lo mismo que su hermano años atrás. Pedro Rodríguez de la Vega disputó 54 carreras entre 1963 hasta su muerte. Sumó dos victorias y siete podios, corriendo para Lotus, Ferrari, Cooper y BRM.

La muerte de los hermanos Rodríguez enterró de forma abrupta en un periodo de 9 años la mejor generación de pilotos mexicanos.

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